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Julia dejó de llorar

Hace dos años, Julia llegó a mí como clienta. Casada, con un hijo, y aparentemente con todo en orden, pero con un llanto silencioso que la acompañaba día tras día.Se sentía sola incluso estando acompañada, y cargaba con 15 kilos de más, que no eran solo peso físico: eran el reflejo de la culpa, de la complacencia y de años diciendo “sí” cuando realmente quería decir “no”.

Lo curioso es que Julia no vino por el peso, ni por su matrimonio, ni por su hijo. Llegó porque ya no podía más con su tristeza.

Descubriendo lo que nadie le había dicho

Desde la primera sesión de coaching con PNL, quedó claro: Julia se quería poco. Su vida giraba en torno a los demás, siempre preocupada por agradar, por complacer, por cumplir expectativas externas. Sus propios deseos y límites habían quedado sepultados bajo la necesidad de ser “buena”.

En ocho sesiones, trabajamos juntos para que Julia pusiera reglas en su vida. Aprendió que decir “no” no es egoísmo, que priorizarse no es injusto y que el amor propio no se negocia. Poco a poco, fue descubriendo que la felicidad no es algo que alguien más te dé, sino que nace al reconocerse y cuidarse a uno mismo.

La magia de la escucha activa

Tras esas sesiones, pasamos a un trabajo más profundo: la escucha activa. Aquí no se trata de fórmulas ni de charlas superficiales: se trata de aprender a escucharse, de identificar lo que realmente duele y de trabajarlo día a día.

Julia comprendió que la transformación no ocurre solo en la sesión. Lo más importante es lo que sucede cuando nadie te ve: cómo respondes a los retos, cómo mantienes tus límites, cómo eliges cuidarte en medio del caos de la vida cotidiana.

Hoy, Julia es otra persona

Hoy, Julia ya no llora en silencio. Su matrimonio es más auténtico, su relación con su hijo más ligera y cercana, y ha logrado perder 9 kilos de forma natural, sin dietas extremas, porque ahora su cuerpo refleja su mente más clara y tranquila.

Pero lo más importante no es la báscula. Es que Julia se pertenece a sí misma. Se permite decir “no”, descansar, equivocarse y vivir a su manera. Ha aprendido que su valor no depende de lo que los demás esperan de ella, sino de cómo se cuida y se respeta cada día.

La lección de Julia

Esta no es solo la historia de alguien que mejoró su físico o su relación familiar. Es la historia de alguien que comprendió algo que muchos olvidamos:

  • Cuidarse no es egoísmo.
  • Poner límites no te hace mala persona.
  • Amarse primero es un acto de valentía y supervivencia emocional.

Julia es prueba viva de que el cambio profundo ocurre poco a poco, con disciplina, claridad y acompañamiento, y que dejar de llorar empieza cuando decides ponerte a ti misma primero.

Julia dejó de llorar

Julia dejó de llorar
Hace dos años, Julia llegó a mí como clienta. Casada, con un hijo, y aparentemente con todo en orden, pero con un llanto silencioso que la acompañaba día tras día.Se sentía sola incluso estando acompañada, y cargaba con 15 kilos de más, que no eran solo peso físico: eran el reflejo de la culpa, de la complacencia y de años diciendo “sí” cuando realmente quería decir “no”.
Lo curioso es que Julia no vino por el peso, ni por su matrimonio, ni por su hijo. Llegó porque ya no podía más con su tristeza.

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